sábado, 9 de mayo de 2009

La Comunión de Ini

El viernes 8 de mayo se produjo el desembarco de Gonzalía, no en las playas de Normandía, sino en los pagos de Mirasol, en Can Arderiú. Por tierra y aire llegaron los viajeros, ligeros de equipaje (menos mal!), pero con apetito suficiente para dar buena cuenta de todo lo que apareció en la mesa. Una invasión en toda regla. Y, aunque Nico había preconizado que todos no cabríamos (su casa no es un hotel, a diferencia de la pensión Begoña), al final sí cupimos: eso sí como sardinas en lata.
Lo más importante fue la ceremonia del sábado en el Colegio. Todo muy bien preparado y muy bonito. Inés, elegantísima, con su traje blanco. Eso sí, un poco tímida al principio, por aquello de la falta de costumbre. Los demás, en su sitio, incluido el tío Juan, que al final tuvo que improvisar unas palabras, a petición del Padre Eduardo.
El domingo nos dimos una tregua y nos lo tomamos con más calma. Hubo un generoso tiempo de reposo después de comer para los más cansados, mientras el resto nos divertíamos con las preguntas del Trivial familiar preparado por María. La Bily bala, la bala roja, que se me espanta la vuatireta nos resultó familiar a todos, excepto a Teresa, que debía dormirse al subir al coche con Papá.
Por lo demás, estos días estuvieron llenos de pequeños incidentes. El tío Cas probó su GPS, lo que permitió a los González López hacer turismo por Cataluña antes de llegar a Sant Cugat. Pablito aprendió a jugar al Lugonal, que durante años se praticó en la casa de la Colonia, con riesgo de la cristalera de la sala de estar. El Sporting dejó un mal sabor de boca con su derrota en Almería. Y Cecilia, María y Teresa sufrieron las consecuencias de un rayo cerca de Santander, que retrasó la llegada a Gijón de la expedición.
En fin, unos días inolvidables. Tanto que parece que Nico hará la Comunión bajo secreto pontificio…

sábado, 2 de mayo de 2009

Hola de nuevo

No tengo nada especial que contar, salvo que ayer estuve con gente estupenda en el cumpleaños de la Princesita. Entre ellos el famoso Sergio, así le llamé yo. Famoso porque tiene un blog. Hablamos de esta afición y le comenté que el mío lo tenía olvidado desde febrero.
A los cien días sin actividad te declaran muerto…, me dijo.
Supongo que se trata de una muerte virtual, pero como no quiero que eso suceda, aquí va la entrada del reencuentro.
A la Princesita le regalé una piedra muy curiosa:
una geoda venida de Brasil. Ya hablaré otro día de ella, pero por la imagen podéis haceros una idea de qué va la cosa.